¿La formación digital es tan “buena” como “la de verdad”?
- Transformación digital
La primera llamada telefónica se hizo hace 142 años. Hoy nos basta con un clic para comunicarnos con nuestros compañeros de trabajo, amigos y familiares por todo el mundo a través de Skype, WhatsApp o FaceTime. La tecnología forma parte de nuestra vida cotidiana, tanto en el trabajo como en casa. Y los avances tecnológicos han afectado también a nuestra forma de aprender: el aprendizaje ya no está limitado al aula. La formación digital es un fenómeno cada vez más extendido y asequible. Pero ¿es tan eficaz como la presencial, considerada por muchos “la auténtica, la de toda la vida”?
Formación digital: una solución al alcance de todos
Según un estudio realizado por Fosway Group—Digital Learning Realities Research 2017—la inversión en formación digital ha aumentado en un 37%.
Las nuevas tecnologías se están integrando con facilidad en los programas de formación. El smartphone se ha convertido en una herramienta de aprendizaje omnipresente cuyas ventajas aprovechan proveedores de formación, empresas, universidades y alumnos en todo el mundo.
La desmitificación del alumno moderno
Cómo el papel de la tecnología y las nuevas preferencias de estudio determinan el modelo actual de aprendizaje
En el entorno corporativo está más que comprobado el nivel de dependencia del alumno moderno de su teléfono, que se ha convertido en su principal recurso a la hora de buscar información y formación. La popularidad y accesibilidad de la formación digital está creciendo de forma exponencial, ya que se ha convertido en una solución al alcance de todos a la hora de aprender cualquier cosa, desde idiomas hasta habilidades.
Los retos de la formación digital
El principal reto al que se enfrentan los departamentos de RRHH y Formación a la hora de implantar un programa de formación digital a escala global es el bajo nivel de interacción y participación de los trabajadores.
Es bien sabido que solo hay aprendizaje cuando uno quiere aprender y dispone de los medios para hacerlo. ¿Por qué parece que la cosa se complica cuando se emplea una metodología exclusivamente digital?
Hay tres preguntas críticas que debemos responder para garantizar el éxito de cualquier programa de formación digital:
- ¿Por qué suele ser mucho más bajo el nivel de participación en los programas digitales que en los programas blended o presenciales?
- ¿Cómo se consigue que el alumno se implique en su formación?
- ¿Cómo se fomenta la participación, y se hace un seguimiento de la misma?
La evolución del aprendizaje
Como alumnos, aprendemos desde una edad muy temprana a contar con que el aprendizaje esté impulsado por una figura humana.
Piensa en aquellos profesores que transmitían conocimientos compartiendo información. Recuerda la relación entre vosotros, cómo te motivaban para hacer que trabajases más y le dedicases más tiempo al estudio, y la satisfacción cuando alababan alguno de tus logros.
Cómo conseguían que el aprendizaje se convirtiera en una experiencia relevante para ti y las palabras del libro de texto cobrasen vida a través de sus historias. Y acuérdate también de cómo consolidaban el aprendizaje a través de las tareas que tenías que realizar en casa, y después te exigían que regurgitases lo aprendido, aplicándolo en los ejercicios de clase y en los exámenes.
Ahora volvamos al presente, y traslademos del aula a nuestro lugar de trabajo. En muchos aspectos, nuestros jefes han sustituido al profesor, estableciendo objetivos de aprendizaje planteados como planes de desarrollo profesional y evaluando nuestro rendimiento en función de las metas logradas.
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Ahora imaginemos que desaparece ese elemento humano y se implementa un plan de formación digital, y visualicemos cómo repercute esto sobre la experiencia de aprendizaje.
Es cierto que a muchos programas de formación digital les falta lo esencial: una experiencia pedagógica óptima para el usuario.
Algunos productos ofrecen una fantástica experiencia del usuario: son intuitivos, atractivos y divertidos de usar, pero—y este es un gran pero—son flojos desde el punto de vista pedagógico, y la experiencia formativa no es productiva ni eficaz. Esto, a la larga, lleva a la desmotivación y a la baja participación del alumno.
¿Cómo podemos asegurar que nuestro programa de formación digital fomente el aprendizaje y logre que los alumnos se impliquen?
Características esenciales de la formación digital
1. ¿Fomenta la autonomía del alumno?
Fomentar la autonomía del alumno es clave para lograr que se convierta en un usuario independiente y seguro de sí mismo.
El bajo riesgo que caracteriza al entorno digital confiere mayor poder al alumno, haciendo que se sienta más seguro y desarrolle habilidades profesionales esenciales. Si añadimos el factor humano para aumentar la motivación y mantener centrado al alumno, tendremos la receta mágica del éxito.
La formación digital es más flexible, ya que permite que el alumno trabaje los contenidos a su ritmo y cuando le viene bien.
La autonomía y responsabilidad del alumno es el objetivo final de muchos departamentos de RRHH y Formación, y permitir que los trabajadores se organicen en función de su horario profesional y personal les pone al mando de su propio plan de formación. Los programas blended combinan lo mejor del la formación digital y la formación con instructor.
2. ¿Es microaprendizaje?
El aprendizaje en pequeñas dosis—“tapas formativas”—consiste en lecciones cortas de mayor impacto, para garantizar que aquellos alumnos que prefieran la recompensa instantánea tras cada pequeño esfuerzo se conviertan en consumidores de contenidos digitales.
3. ¿Vincula el aprendizaje a la experiencia?
Es más fácil lograr la participación del alumno cuando éste se implica activamente a la hora de crear, comprender y conectar con los contenidos.
El programa de formación digital debe animar al alumno a relacionar los temas y ejercicios con su propia actividad profesional y a compartir sus opiniones y experiencias con otros alumnos a través de encuestas.
Si los temas y contenidos están directamente relacionados con sus intereses, sus necesidades y su trabajo, aumentará la motivación del alumno. Las unidades de descubrimiento animan al alumno a buscar contenidos reales online.
4. ¿Tiene un componente de vídeo?
Está demostrado que los alumnos procesan mejor la información si otra persona se la explica, y las habilidades si ven como otro las pone en práctica. Los contenidos audiovisuales se deben diseñar para lograr que el alumno se implique tanto a nivel profesional como emocional.
5. ¿Se puede personalizar?
El programa debe ofrecer al alumno el nivel de flexibilidad necesario para flexibilizar su experiencia formativa, permitiéndole buscar contenidos relacionados con temas y habilidades profesionales relevantes.
6. ¿Proporciona feedback inmediato?
Se le proporcionan al alumno una serie de herramientas de evaluación para situarlo en el centro de su propia experiencia formativa. Recibe una valoración inmediata de sus respuestas, y puede optar por mejorar sus resultados repitiendo las preguntas que ha respondido erróneamente.
7. ¿Se puede hacer un seguimiento de los niveles de participación?
Lo ideal es poder hacer fácilmente un seguimiento de lo que hace cada trabajador, ver sus niveles de participación en el programa, conocer sus hábitos de aprendizaje y sacar el máximo partido a su entusiasmo.
8. ¿Se puede convertir en blended para aumentar su eficacia?
Todos sabemos que no basta con apuntarse a un programa de formación para conseguir el aprendizaje. Añadir un elemento humano, un facilitador, potencia el enfoque de “aprender haciendo”, asegurando que la habilidad o competencia adquirida se traslade al lugar de trabajo.
El aprendizaje se da en un espacio que no existe en el plano físico. Ocurre en aquellas áreas en las que uno falla y decide averiguar por qué, o en las que nos sentimos motivados para progresar.
Una estrategia moderna para el alumno moderno
El aprendizaje solo sucede cuando uno quiere aprender y se le proporcionan los medios para conectar con ideas nuevas.
La formación digital favorece al alumno moderno ávido de información y conocimientos. Le permite tomar las riendas y hacerse responsable de su propia formación, resulta atractiva para aquellos alumnos que quieran aprender a su propio ritmo y proporciona una plataforma ideal para la transferencia del conocimiento que se puede potenciar añadiendo el factor humano.