5 Formas de Desarrollar la Inteligencia Emocional en la Empresa
Un alto coeficiente intelectual no es la clave del éxito. De hecho, una investigación realizada por el Dr. T. Bradberry, autor del bestseller Emotional Intelligence 2.0, descubrió que las personas con un coeficiente intelectual medio superaban a las que tenían un coeficiente intelectual alto. Una investigación más profunda reveló que esta anomalía puede explicarse con mayor frecuencia por una mayor inteligencia emocional. Si esta capacidad nos ayuda a rendir a un nivel superior, debemos preguntarnos: ¿cómo pueden los profesionales de I+D y RRHH ayudar a sus empleados a desarrollar la inteligencia emocional en su empresa?
La inteligencia emocional (IE) es una habilidad transferible que actualmente se demanda en los diferentes estratos del mundo laboral.
Es un término creado por dos investigadores -Peter Salavoy y John Mayer- y promovido por Daniel Goleman en su libro homónimo de 1996. Se define como la capacidad de comprender y manejar nuestras propias emociones.
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Al igual que con otras formas de inteligencia (inteligencia intelectual e inteligencia cultural), existe un debate entre naturaleza y crianza, pero la mayoría de los expertos coinciden en que hay elementos de inteligencia emocional en la empresa que pueden trabajarse.
Hay formas específicas de desarrollar las habilidades de la inteligencia emocional dentro de la empresa. Estas estrategias harán que los empleados sean más felices en el trabajo y tengan más éxito en sus tareas.
Ten en cuenta estas cinco técnicas que puedes utilizar para potenciar tu inteligencia emocional y la de tus empleados.
1. Pararse a pensar en los sentimientos
La inteligencia emocional comienza con la conciencia personal y social, la capacidad de reconocer las emociones (y su impacto) tanto en uno mismo como en los demás. Gracias a esta conciencia, las personas emocionalmente inteligentes no dejan que sus sentimientos y emociones gobiernen su comportamiento socialmente.
Esta conciencia comienza con la autorreflexión y el auto control.
Anima a tus empleados a hacerse preguntas como las siguientes:
- ¿Cuáles son mis puntos fuertes y débiles a nivel emocional?
- ¿Cómo influye mi estado de ánimo actual en mis pensamientos y en la toma de decisiones?
- ¿Qué ocurre en mi interior que influye en lo que digo o hago?
Preguntas reflexivas como éstas revelan valiosos conocimientos que pueden utilizarse para desarrollar nuevas competencias interpersonales. Con el tiempo, desarrollarán una mayor conciencia de cómo se presentan ante otras personas y aprenderán a interceptar las influencias negativas, potenciando las positivas.
2. Empatizar con los demás
La empatía no sólo es importante para los grandes líderes, sino para cualquier miembro de un equipo.
La empatía consiste en prestar atención, responder a los sentimientos de los demás y pensar en lo que se siente al estar en su lugar.
Según un artículo reciente de la revista HBR, se trata de llegar a un nivel de resonancia con alguien, aunque nunca se esté de acuerdo en algunas cuestiones. Si se alcanza el nivel de «te entiendo», es suficiente.
Las personas emocionalmente inteligentes se hacen preguntas como:
- ¿Utilizo la regla de platino, es decir, trato a las personas como quieren ser tratadas (no como me gustaría que me trataran a mí)?
- ¿Cuestiono mis reacciones viscerales ante las personas y las ideas?
- ¿Me resulta difícil trabajar con personas que no son como yo?
Una persona empática no siempre está de acuerdo con las ideas de los demás.
A veces, las reacciones viscerales son erróneas, resultado de un sesgo inconsciente.
Demostrar adaptabilidad tratando de entender su perspectiva te ayudará a establecer conexiones más profundas con tus compañeros. Esto es especialmente útil cuando se trata de alguien con quien es difícil trabajar.
3. Escuchar para comprender y no para responder
Escuchar es una competencia valiosa, pero a menudo se descuida. Incluso si no estás de acuerdo con el punto de vista de tu colega, es importante prestar atención, reconocer lo que está diciendo y decir «te escucho».
El increíble éxito de Oprah Winfrey se basa en esta habilidad.
Cuando habla con la gente, no tiene una lista exhaustiva de preguntas para la entrevista. Escucha activamente y deja que su siguiente pregunta fluya a partir de la respuesta de su entrevistado. Es fácil. Con este sencillo método, establece la confianza y la compenetración.
Anima a tus empleados a desarrollar la inteligencia emocional haciéndose estas preguntas:
- – ¿Cómo me percibe mi interlocutor?
- – ¿Sigo realmente el diálogo?
- – ¿Interrumpo a la gente?
- – ¿Escucho para poder hablar a continuación, o escucho para comprender?
Reflexionar sobre la respuesta a estas preguntas es aún más importante cuando se trabaja en equipos internacionales.
Las barreras lingüísticas o culturales pueden provocar malentendidos y ralentizar aún más el proceso de comunicación efectiva e impulsar respuestas poco inteligentes desde el punto de vista emocional.
4. Ver los retos y las críticas como una oportunidad de aprendizaje
Anima a tus empleados a analizar su forma de enfrentarse a las críticas y a tratar de afrontarlas de forma positiva.
Esto significa abordar las emociones que sienten al recibir la crítica y centrarse en cómo podrían afrontar una situación similar en el futuro.
Es posible que la crítica se haya emitido de forma brutal, pero que tenga algo de verdad.
Las personas emocionalmente inteligentes han aprendido a reflexionar:
- ¿Por qué me ha molestado esto?
- ¿Cómo he reaccionado?
- ¿Qué puedo hacer sin culpar a otra persona o buscar excusas de por qué lo hice así?
A medida que tu inteligencia emocional mejore serás capaz de motivarte más fácilmente y de responder bien a un reto. Seguirás motivado para alcanzar los objetivos aunque el camino no sea fácil.
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Así que tómate tu tiempo para deconstruir cualquier comentario negativo, verificarlo y evaluarlo para el futuro. Y una vez que hayas procesado el feedback y actuado sobre él, sigue adelante y no te entretengas.
5. Gestionar bien tus relaciones
Una vez que hayas practicado las cuatro primeras técnicas, el último paso para desarrollar tu inteligencia emocional es gestionar bien tus relaciones.
Una buena inteligencia emocional conduce a una mejora de las competencias interpersonales y de creación de redes.
Las personas que han desarrollado un alto coeficiente emocional son capaces de comunicarse eficazmente, de afrontar los conflictos con mayor fluidez y de fomentar la confianza en los compañeros. Son capaces de permitir que los demás celebren el éxito.
Cuando analices cómo te relacionas con la gente en el trabajo, pregúntate:
- ¿He descuidado las necesidades de alguien de mi equipo?
- ¿He sido demasiado directo o indirecto al comunicarme con alguien de otra cultura?
- ¿Elogio a las personas y les reconozco sus contribuciones en el trabajo?
Este tipo de técnicas fomentan la confianza e inspiran a los demás a seguir tu ejemplo cuando es necesario. Aprender a desarrollar la inteligencia emocional es una parte crucial de la carrera de todo profesional y es algo que mejora con la edad y la experiencia. En un mundo tan acelerado, es importante acelerar tu Inteligencia Emocional, ya que conduce efectivamente a un menor estrés y ansiedad, proporcionándote mejores estrategias de adaptación y una mayor capacidad de resiliencia en el trabajo.