07 January 2020

¿Nuestros líderes internacionales están preparados para el futuro?

  • Movilidad internacional
Author: Gabriela Weglowska

¿Estamos a punto de ser sustituidos por un robot? Según la BBC, para 2030 unos 800 millones de puestos de trabajo habrán pasado a manos de sistemas y procesos automatizados—en torno a un 16% de la población activa global. Pero ¿se puede sustituir también por robots con inteligencia artificial a los desplazados internacionales? Es una pregunta que, aunque pueda resultar un poco estrafalaria, puede ayudarnos a definir por qué tenemos un programa de movilidad internacional y qué valores aportamos, como expertos en movilidad internacional, a nuestra organización.

Un breve paseo por la historia

Es bastante probable que la movilidad internacional la inventasen los romanos, que nombraban funcionarios y gobernadores en tierras lejanas para propagar la cultura romana, velar por el cumplimiento de las leyes romanas y recaudar impuestos para Roma. El desplazado internacional romano era, casi con seguridad, un privilegiado destinado a ocupar un alto cargo en el futuro, que además obtenía un buen sueldo para compensarle por el hecho de estar aislado de Roma.

El modelo cambió poco a lo largo de la historia: el éxito de la expansión de los imperios europeos en los siglos XVII y XVIII (desde el punto de vista europeo) se debe a esa misma estrategia.

Bien entrado el siglo XX, las cosas seguían igual. Al desplazado se le ofrecía un paquete de compensación muy generoso, sus hijos iban a los colegios más exclusivos, y su mujer (y por supuesto hablábamos siempre de mujer, nunca de marido) se entretenía con el bridge, los gin-tonics y los eventos en la embajada. El propio desplazado era todopoderoso y disfrutaba de mucho margen para contratar servicio doméstico y buscar una vivienda adecuadamente grande.

A cambio, ostentaba el poder y sufría el estrés de ser el “jefazo”—el que daba todas las órdenes, asumía la responsabilidad de los éxitos y los fracasos, y tenía la última palabra en todas las grandes decisiones.

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Exportaciones culturales

Durante 2000 años, el objetivo de los destinos internacionales era exportar la cultura de origen, imponer un modelo de liderazgo firme y representar a la sede central en el extranjero. El expat era un gobernador—una figura visible que se dedicaba a dar órdenes a los locales.

A principios del siglo XXI, cambió el panorama. La crisis económica de 2008 llegó cuando ya se estaban empezando a cuestionar las políticas de expatriación. Las organizaciones recortaron drástica y repentinamente el gasto en los programas de movilidad internacional, poniendo fin al aumento continuado de los destinos de larga duración que se había dado a finales del siglo XX. La naturaleza de los destinos cambió para siempre.

Ahora, los destinos tienen que tener un propósito bien definido, una duración concreta y una rentabilidad medible. El efecto inmediato es que se han acortado. Hay muchos menos destinos de larga duración (+3 años) que hace 10 años y, sin embargo, son mucho más comunes los de tres meses.

El desplazado como agente del intercambio de ideas

Esto no es meramente el resultado del abaratamiento de los viajes internacionales y la globalización. Es un hecho comúnmente aceptado que el rendimiento de cualquier destino internacional es mayor si el desplazado trae de vuelta a la organización las habilidades y talentos adquiridos en el destino.

El desplazado es portador de buenas prácticas, habilidades comerciales internacionales y capacidad de liderazgo. Puede potenciar el intercambio de ideas entre distintos lugares de forma mucho más económica que un proyecto transformador o una iniciativa de modificación cultural.

Tanto la oficina de origen como la de destino se benefician de las nuevas perspectivas, estrategias y estilos de liderazgo, todo dentro de una cultura corporativa común.

Sin embargo, el máximo beneficio es el valor que adquieren los propios desplazados. No solo contagian sus ideas a ambas partes—ellos también evolucionan. Desarrollan nuevas conductas y costumbres que crean un círculo virtuoso de mejora.

La era del desplazado internacional moderno

Esta es la era del desplazado internacional moderno. Los estudios nos dicen (y los expertos en talento nos confirman) que la experiencia internacional se está convirtiendo en un requisito básico para cualquier puesto de liderazgo ejecutivo. Si nuestra organización no ofrece la posibilidad de adquirirla, la competencia lo hará, y perderemos a nuestro mejor talento.

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Un estudio realizado por Wakefield Research para Graebel desveló que el 82% de los millennials creen que tendrán que irse al extranjero para progresar profesionalmente. El 83% afirman que, si la contratación fuera responsabilidad suya, darían preferencia a los candidatos con experiencia internacional.

Asimismo, las organizaciones consideran que pueden formar a sus futuros líderes enviándoles al extranjero. Según la encuesta de ‘Movilidad Moderna’ realizada por PwC, el 60% de los principales expertos en movilidad internacional afirman que sus organizaciones desplazan a los trabajadores para crear un canal de futuros líderes y garantizar la sucesión.

Soluciones a la carta para los retos globales

¿La IA es capaz de sustituir a un ser humano a la hora de crear redes de conocimiento y compartir habilidades? Una respuesta realista es que la tecnología actual no puede sustituir aún a los humanos, y cuesta imaginar que llegue a desarrollarse hasta ese nivel en esta generación. ¡Siri, Cortana y Alexa no están listas aún para liderar la evolución cultural en las organizaciones!

No cabe la menor duda de que la tecnología va a tener un papel fundamental a la hora de preparar a nuestros líderes para el futuro. Según la XV Encuesta Mundial de CEOs de PwC, solo el 30% de los CEOs aseguran tener el talento que necesitan para alcanzar sus objetivos de crecimiento a futuro. Llenar ese vacío con los métodos tradicionales exige una enorme inversión en formación tradicional en el aula para lograr resultados desiguales y una cobertura irregular.

La colaboración entre tecnología y humanos es el camino a seguir en cuanto a desarrollo de habilidades.

El aprendizaje tiene que ser a la carta. Un desplazado en Bucarest no puede esperar a tener clase de rumano el lunes que viene para averiguar cómo pedirle al informático que le arregle el ordenador. Lo que hará es recurrir inmediatamente a Google. Del mismo modo, un desplazado que esté un poco desconcertado ante el uso excesivo de la ironía de uno de sus colegas británicos no puede esperar a que RRHH organice un taller de formación cultural para entender lo que está pasando.

El uso de la tecnología para dar más poder a los seres humanos va a servir para formar líderes internacionales con los recursos y habilidades necesarios para enfrentarse a los retos que van a ir surgiendo en unas organizaciones globales cada vez más complejas. La formación a la carta a escala internacional aumentará nuestras reservas de liderazgo, proporcionándole a nuestra organización unos líderes estables, ágiles y globales, preparados para enfrentarse a las exigencias de un futuro tecnológico.

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